lunes, 8 de agosto de 2011

71. El comienzo del Fin. (Ultimo Capitulo)


- ¡No! ¿Por qué pateo? – Hice gesto de lloriqueo, esto no podía estar pasándonos a mí a mi bebé.

- No lo sé… - El miro a Anny. - ¿Cesar te pateaba? – le pregunto a su hermana.

- No. – respondió ella.

En ese momento deje de sentir el latido del corazón dentro de mí.

- ¡Paul! – grite.

- ¿Qué pasa? – Me miro con sus ojos llenos de preocupación.

- No lo siento. – Dije, y sentí ese hormigueo en los ojos, esa sensación de querer llorar y no poder hacerlo me invadía.

- Acuéstate. – Me ordeno, yo lo hice y él se levanto. – Respira hondo, trata de escucharlo. – Volteo a donde se encontraba su hermana menor sentada junto con su novio. – Andrea, busca en el refrigerador, una manzana, una de las verdes por favor, ah y una copa que está en uno de los compartimientos.

Andrea salió prácticamente volando de la habitación, y en un instante ya se encontraba allí, con una manzana en una mano, y una copa en la otra, se las entrego a Paul, el cual se le había acercado a toda prisa cuando la vio entrar.

- Come la manzana. – Dijo Paul tendiéndome la manzana. Yo puse cara de asco. – Tienes que hacerlo, querida, por nuestro hijo.

Tome la manzana y aproxime a comérmela, estaba tan nerviosa, que mis manos temblaban, Paul se sentó a mi lado, y me tomo la mano que tenia libre, al terminar de comerme la… asquerosa manzana, mire a mi esposo, aun nerviosa.

- Esta es tu recompensa por la manzana. – Me tendió la copa que tenía en la otra mano, Era sangre.

Yo la bebí rápidamente y volví a mi posición, acostada, sin soltar la mano de Paul.

Me relaje un poco, y entonces, lo escuche, su corazón, era un sonido glorioso, después de unos minutos de angustia, que parecieron una eternidad, se sentía lento, calmado, como si durmiera, tal vez, nunca deje de sentirlo, tal vez solo la angustia de saber que podía estar lastimado hizo que imaginara cosas, o no supe buscarlo.

Agosto

Faltaban dos meses para tener a mi niño, lo ansiaba con todo el corazón, necesitaba protegerlo, quererlo, abrazarlo.

Estaba tocando el piano junto a Paul, y los latidos se aceleraron más de lo normal, y entonces sentí ese golpe fuerte, había llegado la hora, pero se adelanto.

- Paul, ya viene. – el se levanto.

- ¿El bebé? – dijo angustiado.

- Si. – grite, dolía demasiado.

El me tomo en sus brazos y enseguida estuvimos en nuestra habitación.

Yo gritaba del dolor, era insoportable, sentía que había algo mal.

- Sácalo, va a morir. – le gritaba.

Paul se ponía guantes.

- Respira hondo Sol por favor, y puja. – así lo hice.

Seguí así por aproximadamente una hora.

- Sol, no te rindas, sigue, ya viene la cabeza. – ‘Al fin’ pensé.

Seguí pujando, y sentí como si quitaran un peso de encima, luego un llanto.

Yo mire a Paul, tenía una cara de mucha sorpresa, no me imaginaba que podía ser.

- ¿Paul? ¿Estás Bien? ¿El bebé está bien? – quise saber, me estaba preocupando.

- Es una niña. – dijo, no podía ser, era una niña, me emocione.

El se acerco a mí y me la dio, era hermosa, sus ojos eran azules, como el cielo, igual a los de su padre, era gigante, sin dudas no parecía un bebé recién nacido, era aun más grande que Cesar cuando nació, era de mi color cuando aún era humana, pero se parecía mucho mas a Paul.

- Es una niña. – Repetí acariciándola.

- Es hermosa. – Dijo mi esposo.

Le entregue la bebé a su padre y Me di una ducha rápida, no quería estar lejos de ella ni por un momento.

Paul salió a buscar a la familia luego de que me diera el baño, la vestí con un trajecito y se veía aun más hermosa que antes.

Sentí que abrían la puerta, y todos entraron, Anny y Darwim agarrados de la mano con Cesar, Andrea y Axel, y por supuesto, mi hermoso vampiro.

Cesar se soltó de las manos de sus padres y corrió a donde yo me encontraba con mi hija, ella le tendió una manita, algo que me sorprendió demasiado, Cesar le tomo la mano y me miro a mí.

- Tía Sol. – dijo con su voz angelical. – ¿Ma?

¿Ma? ¿Qué significaba eso?

- Mía. – Dijo Anny. – Quiere decir si es suya.

Yo reí y le negué con la cabeza.

- ¡Cesar! ¿Acaba de nacer y ya me la quieres quitar? ¡Es mía! – le dije y el sonrió.

- Tua. – Quiso decir: tuya, y si, era mía, solo mía y de Paul.

Todos la tomaron en brazos por turnos, quedaban maravillados con que hubiera nacido niña, nadie lo esperaba, yo no lo esperaba.

- Sol… ¿Cómo la llamaras? – Pregunto Andrea mientras la tenía en brazos.

- No tengo idea. – Respondí, no había pensado. – Es perfecta ¿no?

- Perfecta… - Dijo Paul. - ¡Ya lo sé! Se llamara Kamil, ya que significa perfecta.

‘Kamil’ me gustaba ese nombre.

- Muy bien, se llamara Kamil. – Dije mientras Andrea me la regresaba.

Paul se acerco y nos abrazo a ambas.

- Los felicito, consiguieron a la niña. – Dijo Darwim.

- Pues, ¿Qué te digo? Somos muy especiales. – Respondió Paul que aun nos abrazaba.

Y allí estábamos todos juntos al fin, con mi hija, ya no deseaba nada mas, era feliz, lo seria siempre.

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