jueves, 18 de agosto de 2011

Continuacion

¿Quieres seguir leyendo Mas de esta Historia?
Y continua una Aventura llena de Cambios, dolor, amor, música, conflictos y Más, esta vez Narrada por La hija de Sol y Paul.
¿Que esperas para leerlo?

lunes, 8 de agosto de 2011

71. El comienzo del Fin. (Ultimo Capitulo)


- ¡No! ¿Por qué pateo? – Hice gesto de lloriqueo, esto no podía estar pasándonos a mí a mi bebé.

- No lo sé… - El miro a Anny. - ¿Cesar te pateaba? – le pregunto a su hermana.

- No. – respondió ella.

En ese momento deje de sentir el latido del corazón dentro de mí.

- ¡Paul! – grite.

- ¿Qué pasa? – Me miro con sus ojos llenos de preocupación.

- No lo siento. – Dije, y sentí ese hormigueo en los ojos, esa sensación de querer llorar y no poder hacerlo me invadía.

- Acuéstate. – Me ordeno, yo lo hice y él se levanto. – Respira hondo, trata de escucharlo. – Volteo a donde se encontraba su hermana menor sentada junto con su novio. – Andrea, busca en el refrigerador, una manzana, una de las verdes por favor, ah y una copa que está en uno de los compartimientos.

Andrea salió prácticamente volando de la habitación, y en un instante ya se encontraba allí, con una manzana en una mano, y una copa en la otra, se las entrego a Paul, el cual se le había acercado a toda prisa cuando la vio entrar.

- Come la manzana. – Dijo Paul tendiéndome la manzana. Yo puse cara de asco. – Tienes que hacerlo, querida, por nuestro hijo.

Tome la manzana y aproxime a comérmela, estaba tan nerviosa, que mis manos temblaban, Paul se sentó a mi lado, y me tomo la mano que tenia libre, al terminar de comerme la… asquerosa manzana, mire a mi esposo, aun nerviosa.

- Esta es tu recompensa por la manzana. – Me tendió la copa que tenía en la otra mano, Era sangre.

Yo la bebí rápidamente y volví a mi posición, acostada, sin soltar la mano de Paul.

Me relaje un poco, y entonces, lo escuche, su corazón, era un sonido glorioso, después de unos minutos de angustia, que parecieron una eternidad, se sentía lento, calmado, como si durmiera, tal vez, nunca deje de sentirlo, tal vez solo la angustia de saber que podía estar lastimado hizo que imaginara cosas, o no supe buscarlo.

Agosto

Faltaban dos meses para tener a mi niño, lo ansiaba con todo el corazón, necesitaba protegerlo, quererlo, abrazarlo.

Estaba tocando el piano junto a Paul, y los latidos se aceleraron más de lo normal, y entonces sentí ese golpe fuerte, había llegado la hora, pero se adelanto.

- Paul, ya viene. – el se levanto.

- ¿El bebé? – dijo angustiado.

- Si. – grite, dolía demasiado.

El me tomo en sus brazos y enseguida estuvimos en nuestra habitación.

Yo gritaba del dolor, era insoportable, sentía que había algo mal.

- Sácalo, va a morir. – le gritaba.

Paul se ponía guantes.

- Respira hondo Sol por favor, y puja. – así lo hice.

Seguí así por aproximadamente una hora.

- Sol, no te rindas, sigue, ya viene la cabeza. – ‘Al fin’ pensé.

Seguí pujando, y sentí como si quitaran un peso de encima, luego un llanto.

Yo mire a Paul, tenía una cara de mucha sorpresa, no me imaginaba que podía ser.

- ¿Paul? ¿Estás Bien? ¿El bebé está bien? – quise saber, me estaba preocupando.

- Es una niña. – dijo, no podía ser, era una niña, me emocione.

El se acerco a mí y me la dio, era hermosa, sus ojos eran azules, como el cielo, igual a los de su padre, era gigante, sin dudas no parecía un bebé recién nacido, era aun más grande que Cesar cuando nació, era de mi color cuando aún era humana, pero se parecía mucho mas a Paul.

- Es una niña. – Repetí acariciándola.

- Es hermosa. – Dijo mi esposo.

Le entregue la bebé a su padre y Me di una ducha rápida, no quería estar lejos de ella ni por un momento.

Paul salió a buscar a la familia luego de que me diera el baño, la vestí con un trajecito y se veía aun más hermosa que antes.

Sentí que abrían la puerta, y todos entraron, Anny y Darwim agarrados de la mano con Cesar, Andrea y Axel, y por supuesto, mi hermoso vampiro.

Cesar se soltó de las manos de sus padres y corrió a donde yo me encontraba con mi hija, ella le tendió una manita, algo que me sorprendió demasiado, Cesar le tomo la mano y me miro a mí.

- Tía Sol. – dijo con su voz angelical. – ¿Ma?

¿Ma? ¿Qué significaba eso?

- Mía. – Dijo Anny. – Quiere decir si es suya.

Yo reí y le negué con la cabeza.

- ¡Cesar! ¿Acaba de nacer y ya me la quieres quitar? ¡Es mía! – le dije y el sonrió.

- Tua. – Quiso decir: tuya, y si, era mía, solo mía y de Paul.

Todos la tomaron en brazos por turnos, quedaban maravillados con que hubiera nacido niña, nadie lo esperaba, yo no lo esperaba.

- Sol… ¿Cómo la llamaras? – Pregunto Andrea mientras la tenía en brazos.

- No tengo idea. – Respondí, no había pensado. – Es perfecta ¿no?

- Perfecta… - Dijo Paul. - ¡Ya lo sé! Se llamara Kamil, ya que significa perfecta.

‘Kamil’ me gustaba ese nombre.

- Muy bien, se llamara Kamil. – Dije mientras Andrea me la regresaba.

Paul se acerco y nos abrazo a ambas.

- Los felicito, consiguieron a la niña. – Dijo Darwim.

- Pues, ¿Qué te digo? Somos muy especiales. – Respondió Paul que aun nos abrazaba.

Y allí estábamos todos juntos al fin, con mi hija, ya no deseaba nada mas, era feliz, lo seria siempre.

miércoles, 3 de agosto de 2011

70. No se Puede


Tres meses Después

- ¿Lista para tu segundo ultrasonido? – Pregunto Paul mientras acercaba el aparato hacia donde yo me encontraba.

Mi vientre había empezado a crecer a los tres meses, y ahora cada día era más grande. No recordaba que el embarazo de Anny hubiera transcurrido tan rápido, pero tal vez, ella lo vivió, o puede, que cada persona… o Vampiresa tenía su propia experiencia.

Paul estaba muy emocionado en hacer el segundo ultrasonido, incluso todos estaban en la habitación, Darwim, Anny, Cesar, Andrea y Axel, esperando a poder contemplar al nuevo miembro de su familia.

Mi esposo insistía en que no debimos esperar tanto para hacer el ultrasonido, ya que a medida que pasan los meses, las paredes del útero se van poniendo más fuertes, debido a las capacidades de los vampiros, el vientre iba formando una fortaleza impenetrable, Paul me había explicado que era imposible que el bebé de un vampiro pudiera morir dentro del vientre de su madre, durante cualquier situación que ocurriera, pero esas cualidades no eran buenas a la hora de hacer un ultrasonido, ya que impedían que pudiéramos observar al pequeño que se formaba, solo los primeros meses se podía observar, ya que las paredes del vientre estaban un poco más débiles.

Sentí como Paul me aplicaba el gel pegajoso para hacer el ultrasonido y a continuación coloco el aparato encima del bulto que había por vientre.

Todos miraban el televisor, pero no se veía nada más allá de una gran oscuridad.

¿Paul tendría razón? ¿Habríamos esperado mucho?

- Paul… - Deje salir.

- No se puede. – Dijo decepcionado.

Todos colocaron caras largas, excepto Cesar que reía viendo mi enorme barriga, o tal vez era porque Axel le hacía morisquetas; yo mire a Paul que lucía algo entristecido, Anny se nos acerco y saco la lengua.

- No sean tontos. – Volteo los ojos. – Esperen a que nazca.

- Pero queríamos que ustedes lo vieran. – Paul rio de repente. – Es hermoso, igual que su padre.

Todos rieron en la habitación, Axel como muestra de burla hacia Paul, se tiro en el piso y empezó a revolcarse de la… “risa”.

Cesar corrió hacia su mamá y le abrazo la pierna.

Yo me levante de la cama luego de limpiarme del gel y Cesar enseguida corrió hacia mí, e hizo lo mismo que le había echo a su mamá.

- Pequeño Darwim. – Le dije, Cesar cada vez se parecía más a su papá, y dejaba todos los genes de Anny atrás cuando era más pequeño, sin duda iba a ser muy alto porque con tan solo tener un añito me llegaba al muslo.

- Ta Sol. – Y por supuesto, ya intentaba hablar; su primera palabra había sido piano en el día de su cumpleaños, y días después dijo Mamá, luego dijo Tía a Andrea, Algo que puso algo celoso a Darwim, ya que había dicho de todo menos Papá, pero unos días después Cesar había logrado decirlo, y Darwim se comportaba cada vez mas paternal con él.

- ¿Qué Quiere mi Bebé? – Dije tomando en brazos, estaba muy pesado, si un humano lo hubiese agarrado, pensaría que le daban mucho de comer, y era cierto, Cesar comía demasiado.

En el momento en que subí a Cesar para cargarlo sentí un golpe en el abdomen, y esta vez estaba segura de que no eran los latidos de su corazón.

Baje a mi sobrino enseguida y me senté en la cama.

- ¿Sol, sucede algo? – Dijo Mi esposo acercándose con cara de preocupación.

- Sentí un golpe. – Le dije.

El puso cara de malhumorado.

- ¿Estas segura que no es su corazón? – me interrogo.

- Estoy segura, si no lo estuviera no me hubiese sentado. – me excuse.

- ¿Dónde lo sentiste? – pregunto sentándose a mi lado.

- Aquí. – Dije señalando justo en el centro de mi abdomen.

- Oh, oh. – Dijo Paul, con la cara cada vez llena de más preocupación.

- ¿Qué? ¿Paul que significa? – Le pregunte, angustiada.

- Trato de dar una patada, y eso no es bueno. – Dijo, yo lo mire incrédula ¿Cómo podía no ser bueno?

- ¿Por qué no es bueno? – Enseguida pregunte.

- Porque pudo haberse lastimado. – Explico, y entonces entre en razón, el era un pequeño humano, y yo era una vampiresa, si el trataba de golpearme, le dolería mucho mas a el que a mí.

martes, 2 de agosto de 2011

69. Igual a Ti


La pantalla mostraba a un bebe, no muy grande de tamaño, pero si muy bien desarrollado, parecía un niño recién nacido, en vez de un niño dentro del vientre de su madre a los dos meses.

- ¿Por qué esta tan desarrollado? – enseguida pregunte.

- Aun le falta mucho que crecer, la manera en el cual crecen en el vientre de una vampiresa, es diferente a la de cualquier mamífero, ellos primero desarrollan sus características, las que lo diferenciaran de todas las personas. – Explicaba, mientras movía el aparato, sin dejar de ver la pantalla del televisor. – Luego, crecerán.

- Es impresionante. – Dije maravillada, no podía dejar de ver lo que estaba dentro de mí, tan indefenso, quería protegerlo.

- ¡Es un niño! – Dijo señalando la parte inferior de su pequeño cuerpecito.

- ¡Lo es! Y es nuestro. – le tome la mano que tenia libre.

Paul dejo de ver la pantalla y me miro a mi, se acerco un poco, sin apartar el aparato de mi vientre, y me beso la frente, en ese momento los latidos se aceleraron, y vimos maravillados el televisor, el bebé había abierto los ojos, sentí como si nos estuviera mirando, Paul quedo perplejo, y yo, asombrada, ¿Un bebé podía hacer eso dentro del vientre?

- Mira sus ojos. – Dije mientras me di cuenta, que eran azules, idénticos a los de su papá. – Es igual a ti. – mire a Paul que movía la cabeza de lado a lado mirando a su hijo.

- Claro. – Dijo orgulloso. – Sol, Amor, ya quitare el aparato, lo miramos después ¿sí?

No quería que lo quitara, yo quería estar viéndolo, todo el día, pero teníamos aun mucho tiempo para verlo, nueve meses, faltaba mucho.

- Recuerda la otra sorpresa. – Menciono Paul, para tratar de convencerme.

- Está bien. – Dije.

Él quito el aparato, y lo fue a guardar, mientras yo limpiaba la piel de mi vientre que estaba cubierta de esa cosa pegajosa.

Al terminar de guardar todo, Paul me ordeno cerrar los ojos.

Sentí como salíamos de la habitación, caminamos un poco a través del pasillo y nos detuvimos, señalo que abriera los ojos, y así lo hice, estábamos enfrente de una puerta, la cual no había notado que había sido recién pintada de blanco.

- Ah, pintaste la puerta. – Le dije. El rio, ¿De qué reía?

- Tonta. – Suspiro. – Ábrela.

Al abrirla contemple una habitación llena de claridad, pintada de un Amarillo opaco, unas cortinas blancas, y una cinta de ositos pegada en la pared, nada parecida a lo que era antes, antes en esa habitación oscura, donde guardábamos cosas que no utilizáramos, ahora, esas cosas no estaban allí, en su lugar había una cuna blanca, con un móvil en la cabecera, sabanas del mismo color que las paredes, al lado de la cuna un pequeño estante colgando de la pared, con un portarretratos de una foto de nosotros dos abrazados encima; debajo de él, una mecedora blanca, del mismo color que la cuna, acolchada con unos cojines de patitos.

Ya sabía la razón por la cual la mayoría de los días de estos dos meses que pasaron me la pasaba en la casa de al lado hablando con Anny, jugando con Cesar, y escuchando las historias de Darwim, mientras mi esposo estaba en nuestra casa haciendo no se qué arreglos en la cochera, o en cualquier logar que él me dijera. Paul hacia siempre que me mantuviera distraída al subir las escaleras y a través del pasillo, para que así yo no notara lo que él hacía en la habitación donde ahora nos encontrábamos, pero todo eso había valido la pena, esta era la habitación de nuestro hijo, Sebastián.

- Es Hermosa. – Alcance a decir.

- Siéntate en la mecedora, tomare una foto. – saco la cámara de su bolsillo, no me parecía extraño de Paul, siempre planeando todo.

Me senté, sonreí y mire la cámara, mientras Paul tomaba la foto.

Después de la foto, mire toda la habitación desde donde estaba sentada, había un closet con las puertas pintadas de blanco, igual que casi todo en la habitación.

Paul se sentó en un sofá cama que había enfrente de la cuna.

Me levante y me senté al lado de él.

- Me sorprendes. – Le dije. – Este niño, será un consentido. – acaricie mi vientre.

- Lo será, - Suspiro y me beso la mejilla. – Mira el techo.

Enseguida levante la mira, y en el techo, estaba dibujado un cielo, era azul idéntico al real, y tenía nubes que parecían moverse, en realidad, parecía que habían quitado el techo y habían dejado al descubierto la habitación, pero no era sí.

Deje de mirar el cielo artificial, y abrace a Paul, el me lo devolvió de una manera muy cariñosa, después del abrazo me miro directo a los ojos y susurro un ‘Te Amo’, lo respondí con un beso, el tomo mi barbilla en su mano y volvió a verme con sus ojos azules, iguales que el cielo, entonces recordé los ojos de mi hijo, nuestro hijo, eran idénticos a los de él, no tenían comparación.

- Nada Nos Separara. – Menciono sin dejar de mirar mis ojos, y sin yo dejar de ver los suyos.

- Nada. – Repetí yo, el me jalo hacia él y nos volvimos a abrazar.

lunes, 1 de agosto de 2011

68. ¡Sorpresa!


- ¿Qué quieres de regalo Para este Aniversario? – Me pregunto.

- ¿Qué mas regalo que nuestro hijo eh? – Le respondí.

En eso Andrea se acerco y nos abrazo a ambos.

- Cierto que hoy es veinte y dos de diciembre. – Pauso. – Cumplen tres años de casados, más lindos. – Dijo y nos soltó.

Axel nos miro y se puso las manos en la boca.

- ¿Qué te pasa niño? – Le pregunte.

- Me sorprende lo mucho que has aguantado a Paul, si yo fuera tu, ya me hubiese ido. – Pauso. – Pero no soy yo, así que… Felicidades.

- Eres un Tonto ¿Lo sabes, Verdad? – Pregunto Paul refiriéndose a Axel.

Mi esposo me tomo la mano y nos levantamos.

- Ven… Tienes que desayunar. – Me dijo y me garganta ardió, odiaba tener que comida humana, pero lo hacía por mi hijo. – Luego, te tengo una sorpresa.

¿Una sorpresa? No me lo pude imaginar ya que Paul me sorprendía con cada cosa que hacía, nunca podía saber lo que haría exactamente, al contrario de mí, pues soy muy predecible.

Axel y Andrea se marcharon de la casa, Axel le murmuro algo a Paul en el oído explicando a donde iban, algo que no alcance a escuchar.

Comí con desdén, y al terminar, Paul me coloco una copa de metal enfrente de mí, yo la mire directamente y luego lo mire a él, ¿Esa sería la sorpresa?

- Es sangre. – Pauso. – Bébela, así no tendremos que cazar hoy ¿Vale?

- Está bien. – Respondí, agarrándola y empinándome en ella.

Al terminar la coloque de nuevo en la mesa, mire a mi esposo y este se rio, se acerco lentamente a mí y acaricio el borde derecho de mis labios tomando mi barbilla, me enseño su dedo y tenía una gota de sangre.

- Listo. – Tomo Aire. – Ahora, la sorpresa, cierra los ojos. – Entonces la copa no era la sorpresa.

Cerré los ojos, el tomo mi mano, y me guio a través de la casa, solo supe donde estábamos cuando subí las escaleras.

- Esta es la primera Parada, abre los ojos. – Estábamos en nuestra habitación.

- ¿Compraste sabanas nuevas? – Pregunte jugando, sabía que no era así.

- No tonta, acuéstate. – Señalo la cama.

Entonces me acosté, y observe como Paul armaba alguna cosa extraña la cual conecto al televisor de la habitación, en ese momento vi una cosa que me recordó cuando acompañe a una amiga, que había salido embarazada a muy temprana edad al consultorio de un ginecólogo; ese aparato que Paul estaba armando, era el mismo con el cual habían certificada que mi amiga estaba embarazada, con ese aparato, pudieron oír el latido de corazón del bebé que crecía dentro de ella (Por su puesto, ya yo podía oír los latidos de mi bebé, gracias al hecho de ser vampiro), y como por arte de magia pudieron ver al bebé también, a esa amiga sus padres la sacaron del país y nunca volví a verla, en ese tiempo yo apenas tenía quince años, mi amiga ya tenía diez y seis (recién cumplidos, en ese tiempo) y aun estábamos en secundaria.

Paul acerco el aparato a la cama.

- ¿Lista? – Señalo mi vientre. – Levántate la camisa.

Froto en mi piel, la misma sustancia fría y pegajosa que le habían aplicado a mi amiga.

- ¿Por qué no me habías dicho que podíamos verlo? – Pregunte enseguida que coloco el aparato encima de mi piel.

- No se podía, hasta hace un año que descubrimos que este aparato… – Lo apretó mas contra mi piel, buscando el lugar de donde provenía el sonido de un pequeño corazón. – Podía atravesar la piel de los vampiros. Claro esta es la última versión de este pequeño aparatito, es en 3D, los más antiguos que este, no pueden atravesar nuestra piel, Darwim y yo lo descubrimos, después de tantas insistencias de Anny en querer hacerse un eco. ¡Lo encontré! – Se exalto. - ¡Míralo!

miércoles, 27 de julio de 2011

67. Escuchalo


Dos meses más tarde

- Mañana cumplimos tres años de casados. – Dijo Paul abrazado a mí en la cama viendo tv.

- Es genial. – Le dije.

- Y ya tienes dos meses de embarazo. – Menciono, yo le di un golpecito en el pecho.

- Si, solo faltan nueve más. – Dije, y él me abrazo más fuerte contra él.

- ¡No me lo recuerdes! ¡Ya quiero que nazca! – Me miro directo a los ojos.

Yo mire mi abdomen, no tenía ni un poco de barriga, pero podía sentir los latidos del pequeño bebé que crecía dentro de mí.

- ¿Cuándo empezara a crecer? – Dije sin dejar de ver mi “barriga”

- A los cuatro, igual que Anny, recuerda. – Yo asentí.

Estaba por amanecer. Paul estos dos últimos meses, me obligaba a comer comida de humanos, por el bebé, pero también iba a cazar, teniendo mucho cuidado claro, para no salir lastimada, ni yo, ni mi hijo.

Baje las escaleras, Paul había bajado hacia un rato, y aun no había subido, escuche voces, eran Andrea y Axel.

- ¡Chicos! ¿Qué hacen aquí tan temprano? – Les pregunte.

- Cesar estaba muy inquieto, y sabes cómo me pongo cuando me estreso. – Dijo.

Ella tenía razón yo lo sabía, le daban ganas de irse de la casa de nuevo, y esta vez no volver.

- Calma Andrea. – Dijo Axel tomándole la mano.

Entonces Paul me llego por detrás y me beso el cuello, yo pegue un salto.

- Casi me matas de susto. – mencione.

- Sería imposible, eres una vampiresa. – Dijo Axel.

- Es un dicho Axel. – pause. – Por si no lo sabías. – el me saco la lengua.

Paul se sentó al piano y empezó a tocar, Yo me senté en un sillón y justo al lado se sentó mi cuñada que miraba a Axel como si fuera un dios, entonces me imagine que de seguro era la misma manera en que yo miraba a Paul.

Cuando Paul estaba a mitad de la canción, el latido dentro de mí se acelero.

- Andrea. – Susurre, ella volteo. – Ven, escucha. – Ella puso su cabeza en mi barriga.

- Sorprendente. – Dijo ella sin quitarse de donde estaba.

Axel nos miro extrañado y se acerco e hizo lo mismo que Andrea, entonces yo me inquiete un poco, y el latido fue desacelerando.

Mi cuñada se quito empujando a Axel con ella.

- Seguro será niño. – Dijo Axel. – Por los latidos, tiene que ser niño.

- ¿Acaso a una niña no se le puede acelerar el corazón? – Dijo Andrea. – A mí se me aceleraba el corazón cuando te veía, mientras era humana. – En cuanto Andrea dijo eso Axel le dio un gran abrazo de oso.

Paul se levanto del Piano.

- Hace mucho tiempo que no nace una niña, en la comunidad de los vampiros. – Dijo.

- ¿Por qué? – Enseguida formulo Andrea.

- No lo sé hermana, desde hace mas de mil años no nace una niña, y… dudo que nazca. – Dijo, y su rostro mostraba algo de decepción.

Yo quería que fuera niño, así que no había ningún problema en eso de que hace mil años no naciera una niña entre los vampiros.

- ¡Axel! – Grito Andrea. – Me sorprende que tú no supieras nada de eso.

Axel se paso las manos a través de la cara y se dio una palmadita en el pecho.

- Bueno… Yo no estoy en esa sintonía. – Pensó por un momento y continúo. – ya sabes, no me preocupo por cuántos niños nacen, ni nada de eso.

Paul se le acerco rápidamente, lo miro de arriba a abajo y luego nos miro a Andrea y a mí.

- Yo les dije como era el. – Rio. – Solo se preocupa por cuantas chicas conquista.

Andrea se levanto y corrió hasta ellos, le tomo el brazo a Axel y miro a Paul.

- ¡Ya no es así! – ella se miro. - ¿Necesita algo más que a mí? – Volvió a mirar a Paul. – No lo creo. – se contesto ella misma.

Paul volteo los ojos, camino hacia el sillón se sentó a mi lado.

martes, 26 de julio de 2011

66. Halloween



Halloween

- Adoro La Noche de Halloween, es la única donde no nos tenemos que esconder. – Rio Axel, que apropósito, estaba sin camisa, y tenía una pequeña capa, como la de Dracula, pero… en miniatura.

- ¿Y El niño no se va a disfrazar completamente? – le hice cara de pucheros.

- Si, si, mira mis colmillos. – Enseño los colmillos, los naturales.

En el momento en el que él me enseño los colmillos, sentí como los míos salían al aire, nunca pude hacer eso.

- ¿Cómo...? – Paul no me dejo terminar.

- Es instinto, alguien te los enseña, y tú te defiendes, enseñando los tuyos. – Pauso. – Lindos por cierto.

Anny bajaba las escaleras con Cesar tomado de su mano, estaba disfrazado de un pequeño Dracula.

- ¡Ah! – Dije yo al verlo. – Miren al Pequeño Vampiro.

El se hecho un poco para atrás al ver mis colmillos, y yo hice lo mismo, no recordaba que estaban afuera.

- ¿Cómo los vuelvo a meter? – Pregunte mirando a Paul.

- Siéntate un momento. – Me dijo.

Me senté, y me relaje un poco, Vi entrar a Andrea disfrazada como una gatita.

- ¿Qué tal me veo? – Pregunto.

- Sexi. – Respondió Axel, Paul lo golpeo.

Los colmillos volvieron a su lugar y enseguida Cesar salió corriendo a donde yo me encontraba.

- ¿Qué pasa pequeño? ¿Quieres jugar? – Le dije.

- Pano. – Dijo, y yo me sorprendí. – Pano.

- ¿Pano? – Dijo Anny acercándose. - ¿Qué dijiste amor?

- Piano. – Dijo Cesar.

Genial, su primera palabra había sido piano, pero a él no le gustaba el piano, cada vez que Paul o yo empezábamos a tocar se ponía a dar vueltas por toda la habitación tapándose los oídos.

- Esplendido. – Dijo Darwim entrando a la habitación, vestido de espantapájaros, supuse que era su disfraz. – Mi hijo a pronunciado su primera palabra, supongo que hay que complacerlo, ¿Paul, sol, tocarían?

Todos subimos a la habitación donde se encontraba el piano de Paul, tanto él como yo nos sentamos al piano y empezamos a tocar.

Cesar se comporto como había de esperarse, volvió a dar vueltas por todos lados, y todos reíamos con lo que hacía. Pero mientras tocábamos, el latido del corazón que llevaba en mi vientre, fue tomando un ritmo medio acelerado, al igual que mi corazón cada vez que tocaba el piano.

Al terminar, el latido se calmo un poco y yo lleve mis manos hacia el lugar de donde provenían, Paul se dio cuenta y se exalto.

- ¡Chicos! ¡No les dije! – Respiro. – Sol y yo tendremos un Hijo.

Todos reaccionaron muy sorprendidos, al ver la cara de Andrea, me imagine que así debía haber sido la mía cuando Paul me dijo que esos golpes significaban que estaba Embarazada.

Anny se acerco a mí y me dio un abrazo muy fuerte.

- ¡Al fin! – Eso me sorprendió. – Después de casi tres años.

- Paul y yo los dos primeros años no pensábamos mucho en eso, no, para nada. – Le respondí a Anny sonriente.

- Es genial. – Dijo Axel. – Otro niño.

- Si, ojala sea niño. – Le dije.

- ¿Quieres un niño? – pregunto Paul.

- Bueno, lo que venga, ¿Te parece? – dije, y los latidos se aceleraron de nuevo.

- Por supuesto. – Respondió.

Todos Bajamos juntos las escaleras, Anny me dio una charla de lo que sentiría los próximos meses, no parecía tan malo; Mientras, todos esperábamos a que niños vinieran a la casa en busca de dulces, Anny y Andrea se habían encargado de decorar toda la casa para que pareciera espeluznante.

Mientras que Paul y Axel se encargaron de Poner un sonido cada vez que alguien pusiera los pies sobre la alfombra de la puerta de entrada.

Muchos niños salían corriendo cuando Axel abría la puerta, pues, aun tenía sus colmillos verdaderos afuera, y estaba completamente vestido de negro, cualquiera saldría corriendo si se le aparece en la noche. Otras veces Andrea abría la puerta y muchos niñitos le silbaban, y ella les daba sus dulces.

Toda la noche la pasamos bien, contando historias de terror, y asustando a los niños que venían a buscar dulces. Sin dudas había sido una de las mejores noches.