lunes, 19 de julio de 2010

5to Capitulo. Conociendo a Sus Hermanas



Íbamos ya camino a su casa, estaba ansiosa, y algo preocupada, ya le caía mal a una de sus hermanas y eso sin conocerla.
- Ummm, Paul lo de tus padres no es cierto ¿verdad?
- No, eso lo invente, aunque hace 3 años murieron los padres de Andrea, por eso la adopte, ella estaba sola, y ni Anny ni yo la íbamos a dejar sola- Paro el auto – Llegamos.
- Woo tu casa es enorme, ¿cómo le hacen?
- Anny trabaja, y yo también cuando no estudio. Bueno entremos. – Me dijo.
- Claro, que nervios.
- Cálmate Sol.
Al entrar mire que su casa era mucho más bonita por dentro, aun más que por fuera, era casi una mansión, una mansión digna de un Dios como Paul.
- ¿Al Fin llegan eh? – Escuche una voz.
- JAJAJA – a Paul se le escucho una carcajada- Pues aquí esta, te la traje como querías.
- O Sol, Sol, por fin te conozco después de oír hablar tanto de ti.
- Emm Si mucho gusto eh… Anny – supuse que era ella porque era mayor, y si hubiese sido Andrea no me hubiese recibido así.
- Si… No creo… ¿Paul te hablo de mi? – Me dijo Anny.
- En realidad hoy fue la primera vez que le hable de ti – Dijo Paul sin dejarme responder.
- ¡Andrea! – Gritaron Paul y su hermana después de un intercambio de miradas.
- ¿Qué Pasa? Llego… ¿Luna?... – Escuche otra voz.
- No, no es Luna, es Sol JAJA – Dije yo.
- Eh Sol, Luna se llamaba tu… - No lo deje terminar.
- ¿Mi… antecesora o como se diga?
- Si, ella, ¿es curioso no? Ella Luna y tu Sol. – Dijo Paul.
- Pues si… - Andrea no me dejo terminar.
- Pues como sea, hemos escuchado mucho de ti, tienes talento en el piano ¿no? Toca algo a ver si es cierto – Me dijo la más pequeña.
- Andrea, no seas maleducada, tu deberías… - No deje Terminar a Anny.
- Está bien, tocare, ¿Dónde está el piano?- dije yo.
- Mi vida… por aquí… - Me estremecí al oír las palabras de Paul “Mi vida”.
No sabía que tocar, pero en seguida me vino a la mente la canción que le había tocado a Paul durante la mañana.
Dure exactamente cuatro minutos tocando cuando la hermana de Paul, Andrea, se levanto y dijo: ¡Suficiente! En tono de grito, me pareció algo de mal gusto pero tenía que aceptarlo.


- Bien tienes talento, pero tocaste una canción de mi hermano – Me dijo la pequeña.
- No, mía no es Andrea, esa canción es de ella, ella me la enseño. – Dijo Paul Regañándola.
- Como te la enseño si la acabas de conocer, y desde hace tres años que tu tocas esa canción una y otra vez. – Replico la muchacha.
- Andrea Basta, deberías ir a tu cuarto porque no sabes de lo que hablas. – Dijo la hermana mayor.
- No, Anny déjala, ella en gran parte tiene razón, no debí… - Paul me miro y con eso basto para silenciarme.
- Ella me enseño esa canción hace mucho Andrea, y Anny tiene razón deberías irte a tu recamara. – Hizo una pausa – ADIOS.- Culmino Paul.
Andrea se fue corriendo subiendo las escaleras, solo escuche su llanto y el tiro de una puerta en medio de un gran silencio.
- No le prestes atención. – Dijo Paul.
- Pero ella solo… tiene razón no debí tocarla.
- Sol, esa canción es tuya y lo sabes, solo que ella no conoce toda la historia. – pauso – ella no tiene derecho a reclamar nada.
- Ok, pero no debiste hacerla llorar. – Le dije yo.
- Ella esta celosa. - ¿celosa? De mi.- Porque nosotros somos su única familia, piensa que nos vas a separar.
- Pues se equivoca. – Dije.
- Si, chicos los dejo solos, hablare con ella. – Dijo Anny.
- Anda, por nosotros mejor. – Bromeo Paul.
- No seas maleducado con tu hermana. – Bromee yo.
Ella subió las escaleras con algo de desdén, nosotros nos quedamos allí helados al lado del piano, supuse que ninguno de los dos sabia como actuar en un momento así.
- Bueno, ¿qué recibida te dio mi hermanita eh? – Me dijo.
- No te preocupes, la entiendo.
- ¿Bueno ahora que hacemos? – Me pregunto
- Ummm déjame pensar… - me acerque a su rostro blanco como la nieve.
Y me beso, era lo que yo esperaba que hiciera, el era tan perfecto, solo cinco días, cinco días que había pasado con él, y ya me parecía una eternidad, una eternidad de lo más hermosa, Todo era… Perfecto.
- Y que… ¿te agrado Anny? – pauso – tu le agradas mucho a ella, piensa en que eres la única persona que me puede hacer completamente feliz, lo que yo buscaba.
- ¡Pues es genial!, y también es genial que piense eso – Dije yo con alegría.
Pasamos unos largos ratos juntos, tocamos el piano, nos turnábamos, porque tanto a él como a mí nos encantaba tocar, y cuando tocábamos le dábamos la vida al propio piano, eso era ser artista, eso era pasión por la verdadera música.

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