lunes, 18 de abril de 2011

42. A solo Un Mes


Pasaron tres meses, estábamos a trece de noviembre y faltaba un mes y nueve días para mi matrimonio, veinte y dos de diciembre, ese seria nuestro día, el día de Paul, y el mío.

Anny tenía todo listo, la iglesia reservada para ese día, los invitados, la mayoría eran vampiros, amigos de Paul, y el resto eran humanos, Amigos de Anny, solo a una pequeña de los invitados los conocía, dos tías, una materna y una paterna, y cuatro primos, tres chicas y un chico.

El padrino de mi boda seria Axel, y la madrina seria una de mis primas, ya que ni Anny, Ni Andrea aceptaron serlo, porque insistían en que tenía que ser alguien de mi familia. Ellas decían que se conformaban con que estuvieran organizando todo, ella consiguieron todo, algo nuevo que resultaba ser mi vestido; algo viejo eran unos gemelos de mis padres, que pertenecían a la familia de mi papá; algo usado unas zapatillas blancas que había usado el día de mi primera comunión; algo prestado unos hermosos aretes con zafiros, que también resultaban ser algo azul.

Todo estaba listo, y no había nada más perfecto que eso.

- Sol, Amor, Ven a Tocar en el Piano Conmigo ¿Si? – Me dijo Paul.

Lo bese y comencé a tocar en mi majestuoso piano, Andrea y Axel entraron agarrados de la mano y se sentaron en el nuevo sofá, que estaba reemplazando el que Paul y yo habíamos roto.

Anny también se nos unió tirándose en el suelo y cerrando los ojos buscando relajarse con la melodía de la canción: ‘Hello’.

Al terminar Andrea se había dormido en brazos de Axel y este la abrazaba de un modo muy protector, Anny aun seguía con los ojos cerrado y me pidió que tocara ‘Total Eclipse of The Heart’ una de mis canciones preferidas.

Anny le aconsejo a Axel ir a acostar a Andrea en su cama, y luego se regresara, porque aun no le agradaba mucho la idea que estuvieran mucho tiempo solos.

Ellos dos ya tenían tres meses juntos y parecían muy felices, era el primer amor de Andrea y sin dudas seria el mejor, Paul hasta dejo que Axel se quedara en casa, ya su hermana tenía diez y seis años y hasta se había teñido el cabello de un castaño rojizo sin duda ya no era tan niña y sabia lo que hacía, ya tenía la misma edad de Axel, bueno su edad de humano, porque siendo vampiro era mayor que Paul.

Deje de tocar y me Levante.

- Paul, vamos a cazar. – Le dije, al sentir un gran ardor en mi garganta, tenia sed.

- Está Bien Amor. – Dijo – Anny ya volvemos.

Salimos corriendo de la casa, atreves de la ciudad, y del bosque, Gracias a nuestra velocidad era improbable que un humano nos viera, eso era una gran ventaja cuando vives en una ciudad.

Llegamos muy rápido a la isla de Vancouver, y nos aproximamos a cazar en Goldstream Provincial Park, yo case un oso negro y tres zorros. Paul me gano al cazar a dos osos negros; pero a pesar de no haber cazado tanto ya estaba completamente llena.

Fuimos a Pacific Rim, , y nos sentamos en la orilla de una de las islas, yo puse mi cabeza sobre el hombro de Paul y este me jalo contra él y me dio un fuerte abrazo.

Muchas veces me pregunte porque no utilizábamos el auto pero la respuesta era que nosotros éramos aun más rápidos que un auto de carreras, y además nos llenábamos de sangre y si nos montábamos en un auto así, al pasar en las fronteras tendríamos algunos problemas.

Nos aproximamos a irnos a casa, ya era algo tarde; al llegar observamos que la casa se veía desolada, supusimos que todos estaban en sus respectivas habitaciones.

Paul fue a la habitación del Piano, y yo quise ser curiosa y eche una ojeada al cuarto de Andrea, Ella estaba dormida en su cama, y Axel estaba sentado al computador.

Fui a acompañar a mi vampiro, y allí estuvimos, sentados en el piano hasta el Amanecer. Contemplamos el Crepúsculo a través de la ventana, el sol ardía entre el cielo color rosa, sin duda seria un día caluroso.

Todo ese día, Anny estuvo conmigo y la modista haciéndole algunos ajustes al vestido de novia, ella y Andrea También le tenía que hacer unos arreglos a sus vestidos de damas de honor; Paul y Axel estaban en otra habitación con otra modista arreglando sus trajes.

Ya faltaba poco, nuestra boda, Paul había mantenido en secreto a qué lugar iríamos de Luna de Miel, solo me había dicho que no era un lugar muy alejado de Estados Unidos, supuse que debía ser México, Pero tampoco quería imaginar mucho; Las chicas me acompañaron a una tienda de Lencería, yo no estaba muy cómoda con eso, pero ellas insistieron, había cosas tan… poco decentes, en realidad me costaba mucho trabajo verme a mí con alguna de esas cosas puestas.

- Sol, Amor. – Paul llamo mi atención. – Te compre un Libro, échale una ojeada ¿sí?

- ¿De qué trata? – Quise saber.

- Sobre Nosotros. – Dijo y emprendió una carrera hacia mi piano, ya que estábamos en la sala de estar.

Al abrirlo leí una frase.

“En cada amanecer hay un vivo poema de esperanza, y, al acostarnos, pensemos que amanecerá.

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